Hemos preparado esta lista para poner en juego tu neutralidad. Queríamos presentar lecturas que no sean cómodas, que bajo ningún concepto te puedan dejar indiferente. Eso sí, lo que tampoco nos perdonaríamos es que no te resulten interesantes.
Cuando leemos un libro podemos buscar diferentes cosas. Una de ellas es entretenernos, que está muy bien. Otras veces buscamos la comodidad de encontrar gente que piensa como nosotros pero que explica las cosas mejor. Pero hay otras veces que la lectura provoca otra cosa. Son esas veces en las que la lectura no es cómoda, no confirma tus creencias y no se conforma con entretener. Esa es nuestra pretensión en la propuesta de hoy.
Nuestro primer libro te hará revisar tus ideas sobre la democracia y te invitará a hacerte preguntas. Te convertirá en abogado defensor de Montesquieau frente a un diabólico y afiladísimo Maquiavelo.
El segundo te pondrá frente a la intimidad de personas a las que probablemente desprecias. Te enseñará el pensamiento cotidiano de personas que se convirtieron en monstruos. Algunos te parecerán solo monstruos, efectivamente, pero con otros tendrás contradicciones. Los abogados penalistas entenderéis perfectamente a lo que me refiero.
El tercero…. bueno, el tercero te llevará a plantearte cuestiones que probablemente no te has planteado o hace mucho que no te planteas. El tercer libro es refrescante y muy divertido, pero solo si le das permiso para rebasar tus límites. Una curiosidad literaria que solo se puede disfrutar si consigues leerlo desde la más absoluta neutralidad, esa que los mediadores a veces deberíamos ser capaces de desarrollar.
Y sin más preámbulos ahí va la lista. Son libros llenos de curvas, así que mejor abrocharse los cinturones.
«Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieau», de Maurice Joly
Este libro es una joya difícil de encontrar, incluso en librerías de segunda mano. De los tres que presentamos hoy es probablemente el más difícil de leer por su nivel de erudición. Para aquellos que se aventuren a intentarlo hay grandes premios agazapados en su interior. La propia historia del libro está llena de misterios. Su autor, Maurice Joly, pretendía escribir una sátira para denunciar los vicios del gobierno de Napoleón III. El libro fue introducido en Francia de contrabando, hasta que la policía incautó toda la edición y mandó a su sufrido autor a la cárcel, bajo la acusación de incitación al odio y menosprecio al gobierno. Lo más curioso es que el autor fue criticado a partes iguales por los defensores del imperio y por los republicanos, que lejos de considerarlo un mártir vieron en él un estorbo. Cuando todos los bandos en un conflicto se conjuran contra alguien se me despierta una tremenda curiosidad por la obra de ese alguien. O dicho de otro modo, cuando todas las piezas del sistema se ponen de acuerdo en algo….algún callo se ha pisado.
¿Y cuál es el secreto que desvela el libro que a nadie parecía gustar? Pues básicamente, a través de las deliberaciones en el infierno entre un desbordado Montesquieau y un provocador Maquiavelo nos va desvelando el manual para subvertir una democracia liberal hasta convertirla en un régimen autoritario, dejando las instituciones intactas y consiguiendo que el público de palmas con las orejas. Ahí es nada. Por si os aventuráis con su lectura no os asustéis más de la cuenta: cualquier parecido con la realidad de las democracias occidentales es pura coincidencia. ¿O tal vez no? Un pequeño bocado, para que os vayáis haciendo una idea de lo que encontraréis en este libro. Dice Maquiavelo:
El secreto principal del gobierno consiste en debilitar el espíritu público, hasta el punto de desinteresarlo por completo de las ideas y los principios con los que hoy se hacen las revoluciones. En todos los tiempos, los pueblos al igual que los hombres se han contentado con palabras. Casi invariablemente les basta con las apariencias; no piden más, es posible entonces crear instituciones ficticias que responden a un lenguaje y a ideas igualmente ficticios.
«Las entrevistas de Nuremberg», de Leon Gondelsohn
Un psiquiatra norteamericano de origen judío entrevistando a lideres nazis encausados en los juicios de Nuremberg. Un entrevistador que podría haber sido víctima interrogando a los verdugos desde un punto de vista clínico, con la mirada puesta en la dimensión personal de los entrevistados. Un documento absolutamente revelador para psicólogos, abogados y mediadores, por supuesto. Pero eso es lo de menos. Es un documento de interés infinito para cualquiera que pretenda entender un poco más a esta especie tan extraña que somos los humanos.
Leer estas entrevistas no deja indiferente. En algunos entrevistados se puede ver claramente las mentes perversas iluminadas que provocaron las más terribles atrocidades, pero en otras muchas no. Y eso asusta casi más. Porque que un monstruo sea un monstruo es lo que esperábamos. Pero cuando uno lee las entrevistas de este libro se da cuenta de que hubo personas normales, con las que se podría empatizar, nada diferentes a nuestros vecinos o a nosotros mismos, que acabaron colaborando en la realización de actos deleznables. Eso es lo que da miedo y lo que creo que nos debe hacer reflexionar, ese es el regalo que nos ofrece este libro: nos pone delante de un espejo para que no olvidemos que todos corremos el riesgo de asomarnos al abismo.
«GOG», de Giovanni Papini
Para que os hagáis una idea de la naturaleza de la psique del autor del libro, bastará un breve apunte biográfico: con 18 años quiso emprender la magna tarea de hacer una enciclopedia con todo el conocimiento universal. Cuando descubrió poco después, que esa tarea estaba a siglos luz de sus capacidades cayó en una terrible depresión, que sería la primera de unas cuantas a lo largo de su vida. Para ir conociendo a nuestro personaje también servirá apuntar el título de su autobiografía: «Un hombre acabado». No se puede ser más explícito. Pero el caso es que entre la megalomanía y la depresión profunda se hallaba oculto el genio, ese que tantas veces lleva a la locura de quienes tienen la condena de contar con tan poco manejable don.
El libro que presentamos, «GOG», tiene una cualidad que para mi lo hace extraordinario. Creo sinceramente que si se intentase publicar hoy, lo intentarían censurar todas las minorías y mayorías. Me cuesta imaginar algún colectivo que no pudiese estar interesado en censurarlo. Es un libro que resulta políticamente incorrecto de una manera exhaustiva y, lo que es más interesante, despreocupada. Hoy en día que todo va muy rápido, a lo políticamente correcto, que ya empezaba a ahogar un poco, le va reemplazando una actitud de ser «afectadamente incorrecto», en una especie de postpoliticocorrectismo que acaba resultando, al fin y al cabo, una continuidad del mismo síntoma. En Gog no hay nada políticamente correcto, nada en absoluto. Pero tampoco hay una intención concreta de provocar a nadie directamente. Encontramos en sus páginas, más bien, una curiosidad descarnada, una mirada neutral hacia el mundo desnuda absolutamente de cualquier convención moral previa. Y sí, asusta un poco. Porque lo que pretende el autor es poner en jaque las debilidades de tus propias convicciones morales.
La premisa del libro es sugerente: un multimillonario sin más límite moral que el de su curiosidad por saber, decide viajar por todo el mundo para entrevistar a diferentes sabios y experimentar con todo aquello que le permita entender la naturaleza humana.
Os dejamos un aperitivo del libro, con las palabras del autor: «Gog es, para decirlo con una sola palabra, un monstruo, y refleja por eso, exagerándolas, ciertas tendencias modernas. Pero esta misma exageración ayuda al fin que me propongo al publicar los fragmentos de su Diario, puesto que se perciben mejor, en esta ampliación grotesca, las enfermedades secretas (espirituales) que sufre la presente civilización»
Epílogo
Una última consideración. Es posible que te cueste encontrar alguno de estos libros. Si hemos conseguido despertar vuestra curiosidad, al reto de navegar por sus páginas en búsqueda de tesoros se suma el reto de buscar los propios libros. Yo conseguí dos de ellos de segunda mano por internet. El tercero me lo dejó un buen amigo. ¡Suerte con la aventura!
“El regalo de un libro, además de obsequio, es un delicado elogio». Anónimo.
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