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Ocho whiskys y un astronauta

7 de junio de 2018 por FarriLi 6 Comentarios

First Class of Female Astronauts

 

Nos cansamos de repetir que el conflicto es una oportunidad, pero algunas veces cuando nos encontramos con uno combaten en nuestro interior el más mordaz de los catastrofismos con la más imperiosa necesidad de hacer el avestruz. La incertidumbre nos mata y entre susto y muerte solemos elegir muerte para por lo menos no dudar. Dudar nunca está de moda y nos abrazamos a la primera certeza que se nos ocurre con tal de ser firmes. Ja. Así somos. Nos pasamos los días, los segundos, los minutos, la vida entera, formándonos constantemente opiniones sobre todo, opiniones que nacen con vocación de inamovilidad y que somos capaces de sostener incluso aunque no tengamos ni pajolera idea de su origen, o lo que es peor, de su utilidad. Es decir, podemos acabar opinando cosas que nos perjudican. Nos gusta tanto opinar que solemos acabar opinándonos encima.

Por eso me encantan las semanas locas, aquellas en las que a falta de pan, el circo es de indiscutible calidad, con sus piruetas, sus triples saltos mortales y sus giros argumentales inesperados. He disfrutado con cierta hilaridad viendo los tumbos que han dado esta semana los medios informativos tradicionales, entrando en constantes contradicciones ante cada caderazo de los acontecimientos. Y sí, tal vez este post pueda parecer que va a ir de política, anatema para nosotros. Intentaremos que no sea así y por si acaso pedimos perdón. No, no queremos hablar de política. Queremos hablar, como siempre, de personas, de sentido de la maravilla, de humor, de sorpresa, de aquello que nos hace humanos más allá de las máscaras y de la anécdota y del ruido y de las filias y las fobias circunstanciales. Si no nos sale, insisto, pedimos disculpas.

Un reservado y supongo que, al menos, algún puro

Que una persona de la que se ha destacado durante años su pachorra, su inmovilidad, su comparecencia a través de un plasma, su bonhomia incluso entre los que criticaban sus actos, su capacidad para sentarse a ver pasar los cadáveres de sus enemigos sin hacer a penas nada, de quien se decía que todo lo resolvía fumándose un puro mientras leía el Marca, que una persona así, decía, ponga el colofón a su carrera encerrándose en el reservado de un restaurante y cascándose ocho whiskys mientras en el parlamento se decide su decapitación me parece un epílogo casi emocionante de lo sublime que es: haciendo honor al refranero, genio y figura.

Y sí, si nos ponemos serios lo podemos enfocar como una falta de respeto a sus votantes y a todos los ciudadanos, como una irresponsabilidad supina, como un acto de cobardía cuando no de desprecio, que si, que todo lo que queráis. Pero espetar al final de su comparecencia: «seguiré siendo español» y acto seguido irse a un bar ocho horas a tomarse whiskys me parece un acto de una sinceridad personal tan descarnada que casi me conmueve. Vaya sinvergüenza, pensará alguno. Qué sí, que sí, que no es serio, lo sé. Pero es que, vuelvo a insistir: este rincón es para tomarnos en serio poquitas cosas. Y, que narices, me parece que la vis cómica de la escena del restaurante, con salida triunfal desorientado asistido por sus ayudantes para encontrar la dirección a casa es de una plasticidad metafórico-histórica espeluznante. Eso es cerrar una etapa con coherencia y lo demás son tonterías.

No es de extrañar que el Chef del restaurante Arahy, donde se desarrolló el epílogo, le espetase a Mr. M: «te vamos a echar de menos, presidente». No se preocupe señor Chef. Muchos nos hemos apuntado su referencia como lugar de peregrinación para cuando vayamos por los madriles, yo no me pierdo una comilona en su local, que por otra parte es valoradísimo en Tripadvisor.

En todo caso mis pensamientos eran los siguientes. ¿Qué se le pasa por la cabeza al presidente? ¿Se siente traicionado? ¿Se siente aliviado? ¿Se imaginaba hace una semana que iba a acabar así? Y me preguntaba también si no le importaba el hecho de que las cámaras le pillasen «cocido» a la salida. Y precisamente ese compromiso desinhibido con la derrota fue el que más me conmovió: en esta época de insufribles apariencias y postureos se despide un hombre al que todo eso se la traía tan al pairo que no le importa lo más mínimo pillarse una taja en prime time. Que el presidente se permita eso alivia, porque nos deja un margen bestial a los vulgares remeros.

Ignoro lo que los hados tienen destinado a Mr. M. No sé si acabará sus días paseando tranquilamente, fumando puros y tomando whiskys o si por el contrario acabará de compañero de celda con alguno de sus antagonistas periféricos. Pero no puedo mirarlo con ojos de reproche o de ciudadano enojado con sus acciones o sus inacciones. Me sale con él la mirada del psicoanalista y no puedo dejar de preguntarme qué pasa por su cabeza y qué pasó por su cabeza el día de los whiskys, a la vez que no puedo dejar de sentir cierta envidia por atesorar tamaño poder para la superpachorra.

De la jaula de grillos al transbordador espacial

Dejemos ahora del conflicto intrapersonal (Mr M. y sus cosillas) y pasemos al conflicto interpersonal, público, social, interterritorial, generacional, económico, grupal, político y hasta galáctico. Intentaremos parafrasearlo bien para tratar de ser claros, a ver si nos sale:

Resulta que eligen presidente a un señor que tiene a todos los poderes de su partido en contra, en medio de un conflicto territorial como no se ha conocido en un siglo, con una nueva crisis económica en ciernes, al que no apoyan sino más bien apuñalan los periódicos que solían sostener a su partido, que consigue ganar con el apoyo de una mezcla de más de 20 microgrupos diferentes con intereses absolutamente variopintos y contradictorios entre sí, cuyo grupo parlamentario es el más exiguo de la historia de la democracia moderna de su partido, resumiendo, un tipo por el que nadie daba un duro, y al que aunque es justo reconocerle el porte y la persistencia, no lo es menos destacar que hasta el momento tampoco había destacado mucho por sus luces.

Para algunos es el horror, para otros es el terror, para otros será Pedro el Breve, para los de más allá será el destructor de España, algunos lo llaman «el liquidador», haciendo referencia a los profesionales que se dedican a liquidar empresas en concursos de acreedores. Suenan las trompetas del apocalipsis y los agoreros se dejan la piel, pero lo más curioso no es eso. No es que sea atacado desde las filas contrarias es que, al menos fue mi percepción, no despertó tampoco ninguna pasión en las filas propias. Para ser claros, al día siguiente de su nombramiento nadie daba un duro por él.

Desde el punto de vista de análisis del conflicto el marrón al que se enfrenta es de una complejidad tal que parece irresoluble. Si contenta a una parte la otra le machaca y viceversa. No tiene mayorías para nada. Cualquier movimiento requerirá de consensos desconocidos en nuestra democracia. Lo más sensato parece convocar elecciones. Un gobierno provisional con guiños a todas las sensibilidades que han apoyado la moción, una par de gestos de maquillaje democrático y convocar rápido elecciones. Total, si las pierde el sueldo vitalicio de expresidente ya está garantizado. Eso es conseguir rápido la independencia financiera y lo demás son tonterías.

Lo que todos los analistas y analistos tenían clarinete es que cualquier intento de un gobierno estable para gobernar en serio estaba abocado al fracaso. El diario el País fue especialmente crudo y directo en este aspecto. No parecía existir margen de maniobra para hacer nada sin entrar en contradicciones y que todo saltase por los aires.

Y entonces va el tío y ficha a un astronauta

En mi experiencia como mediador y a la hora de afrontar conflictos en general he llegado a una conclusión muy curiosa: los conflictos que parecen sencillos se pueden complicar de mala manera y aquellos que parecen imposibles acaban desembocando en procesos de cambio espectaculares. No tengo muy claro porque pasa esto, necesito pensar más sobre ello. Pero el caso es que cuando aparece una mediación «imposible» me siento motivado, creativo y esperanzado: todo parece perdido así que que sea lo que Dios quiera. Sin embargo, cuando aparece un caso donde las partes parecen manifestar gran cordialidad se me erizan los pelos: alarma, aquí pasa algo raro.

Por eso conforme veía la pinta que tenía la nueva presidencia y lo imposible que parecía que nada saliera bien empecé a pensar en una frase que leí hace tiempo: un hombre sin esperanza es un hombre sin miedo. Otra cosa que pensé es uno de los libros que más me han influido a nivel profesional e incluso personal, Cambio, de Paul Watzlavick. Sobre este libro habrá que hacer una reseña especial en la sección nos gusta, queda para tareas pendientes. El libro trata,  groso modo, de la gestión de los problemas humanos y nos enseña cosas como la diferencia entre un cambio tipo 1 (cambios dentro de la estructura del problema) y los cambios tipo 2 (cambios que implican «cambiar» la estructura del problema). También habla de las soluciones paradójicas y otras muchas «chuches» en forma de trucos psicológicos. Pues me da la impresión de que algo de esa teoría esta gobernando los pasos del nuevo presidente. A veces no hace falta tener muchas luces para triunfar, basta con ser consciente de ello y dejarse asesorar por aquellos que sí las tengas. Da la impresión de que está pasando exactamente eso.

No quiero incidir mucho en la composición del nuevo gobierno porque entonces el riesgo de caer en el campo de la política (como si de un agujero negro se tratase, ya que estamos cosmológicos) sería total. Por eso me limitaré a señalar que a día de hoy hasta los opositores a este gobierno reconocen la sorpresa (positiva) que les causa su composición, e incluso los superopositores reconocen que aunque no les gusten parece un equipo de gente «más preparada» de lo que suele ser habitual.

Pero, en todo caso, yo quería hablar de Pedro Duque, el flamante nuevo ministro de Ciencia, Innovación y Universidades. No tengo ni puñetera idea de cómo le irá, de si le harán caso, de si sabrá manejarse en las lides políticas, de si tendrá presupuesto ni de mil cosas mas. Lo que si tengo claro es que a nivel publicitario-mediático-simbólico el impacto que consigue es brutal. Si se quiere transmitir modernidad y solvencia (está por ver) para mostrar un «cambio» con un pasado reciente «inmovilista y estancado», fichar a un ¡astronauta! de ministro de las cosas innovadoras y científicas me parece una jugada absolutamente espectacular. Si unimos los dos hechos, sucedidos además en un brevísimo espacio de tiempo, a saber, presidente saliente se toma ocho whiskys y presidente entrante ficha un astronauta, la postal, la foto, la imagen simbólica es bestialmente demoledora.

Sí, ya se que no es para tanto lo uno ni lo otro, pero el relato va a sonar a esto. Como público tengo que aplaudir a los guionistas. Lo que ya no sé es si estos están detrás de los brillantes golpes de efecto de Sánchez o están incluso más arriba y manejan todo el cuadro. En todo caso Chapeau!, os está quedando una realidad divertidísima.

La pasión menos dañina es la curiosidad

Y esa es la que queremos compartir. Nos gusta mirar el mundo con ojos de visitante extraterrestre, observar más para comprender que para juzgar, participar en el mundo desde una perspectiva de juego, recuperando la potencialidad que todos tuvimos una vez cuando éramos pequeños. A veces nos tomamos demasiado en serio los asuntos humanos y acabamos a tortas con gente con la que compartimos lo verdaderamente importante. Reconozco que a veces es gozoso comportarse como un hooligan, pero es un gozo destructivo. Los mediadores todavía no tenemos mucha voz, pero hemos recuperado algunos poderes humanos muy «divinos». Separar a las personas del problema es uno de ellos. Devolver a las personas el poder y la capacidad de hacerse responsables (y dueños) de su destino es otro. Ayudar a separar posiciones, de intereses y de necesidades realmente básicas también.

Nos gustaría acabar el post con una invitación a la curiosidad. De hecho a dos curiosidades bien diferentes. Pero para ser curioso hay que vaciarse un poquito. Aparcar por un momento las filias y las fobias, las banderas y banderos. Dos curiosidades, decíamos. Una es a mirar el mundo como si fuésemos extraterrestres o investigadores privados: resulta divertidísimo y alivia lo que no está escrito en tiempos de zozobra. La otra es recuperar la curiosidad por nosotros mismos: ¿de dónde viene nuestro odio a lo que odiamos? ¿cuándo perdimos la capacidad de valorar otros puntos de vista? ¿qué es lo que me gustaría hacer de verdad? ¿puedo hacer las cosas de forma distinta?

«Nosotros no somos demonios, tampoco dioses. Somos humanos, sólo somos humanos»

Hiromu Arakawa

 

Archivado en: Babel Etiquetado como: acuerdo, compasión, comprender, conflicto, esperanza, futuro, Humor, Independencia financiera, mediadores

FarriLi

Sobre el autor

Rafa Llinás, alias FarriLi, es psicólogo, psicoanalista, mediador y divulgador de la mediación. Padre, marido, hermano mayor, hijo...

Puedes conocerle mejor visitando su archivo de publicaciones.

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Comentarios

  1. Elveranomaslargo dice

    7 de junio de 2018 at 10:09

    Enhorabuena por el escrito, por la facilidad con la que ignora el ruido y contempla desde la altura la estampa que se forma. Hay mucho humor en esas escenas. Algún día sacarán en alguna película la escena del expresidente frito a whiskies sacado del bar y llevado a casa por sus ministros… O la del astronauta.
    Muy ingenioso el punto de vista.

    Responder
    • FarriLiFarriLi dice

      7 de junio de 2018 at 13:55

      Muchísimas gracias por el comentario, la verdad es que la realidad está divertídisima.

  2. Tomás Prieto dice

    7 de junio de 2018 at 12:53

    Precisamente creo que la mediación es una buena herramienta para aplacar el odio, ya que éste cuando surge se forma irracional atenta contra la capacidad de diálogo y de consenso, por tanto rompería la posibilidad de toda comunicación.

    Desde la provención esto se podría trabajar en muchos tipos de conflictos o posibles conflictos ¡¡

    Enhorabuena

    #LaVidaesChula @Tomasimedia

    Responder
    • FarriLiFarriLi dice

      7 de junio de 2018 at 13:57

      Muchas gracias Tomás. A ver si aprovechamos el momento para poder dar un paso mas en la difusión y el uso de la mediación, que buena falta nos hace. En ese sentido es encomiable la tarea que realizáis desde amediar.info.
      Un abrazo!

  3. Oscar San dice

    11 de junio de 2018 at 00:56

    Me ha gustado mucho el escrito Rafa, que gran punto de mira. No me estraña q en epocas del sangra fueses un cañonera desde la línea de 6,25 de primera categoria. Un abrazo
    Salu2,
    Oscar (alias el q llego a compartir 1/2 temporada de sub-21 con vos)

    Responder
    • FarriLiFarriLi dice

      11 de junio de 2018 at 10:02

      Muchísimas gracias Óscar! Ahora que las piernas flaquean toca afinar la pluma! Un abrazo!

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