En las anteriores entregas de mediaciones en la nube (Vol.1) y (Vol.2) se han tratado diversos asuntos que afectan a nuestro quehacer profesional y las nuevas tecnologías, cuestiones de deontología profesional y mediaciones con divinidades on-line.
En esta última entrega de mediaciones en la nube queremos acercar a nuestros lectores apps que hemos conocido, que pueden ayudarnos de una forma u otra a tratar conflictos, sea con otras personas, sea con nosotros mismos.
La primera es empatree. Esta aplicación se presenta en su página de inicio como una herramienta cuya misión es trabajar la empatía. A través de diferentes juegos nos va guiando para identificar emociones y posibles bloqueos que nos pueden dificultar la comunicación con otras personas y causar conflictos, o bien sentimientos incontrolados que dificulten, cuando lo queramos y necesitemos, un posible acuerdo. Me ha parecido muy divertido el cuñau challenge (me alegra decir que lo he superado), y muy interesante el desarrollo del juego Filtro Carl Sagan nº 1 en el que se explica la falacia del argumento ad hominen… (el que esté libre, consciente o inconscientemente, que tire la primera piedra…); y como en las búsquedas de internet una cosa te lleva a la otra, he estado leyendo sobre las falacias y la lógica argumentativa y me ha parecido realmente fascinante. Ahondaremos sobre ellas en próximos posts.
Empatree es una creación de la empresa Honest&Smile, que crea productos que aúnan emociones y tecnología. Os recomiendo que naveguéis por la esta app: es divertida, original y, si le prestamos atención, eficaz. Solo tengo un pero que ponerle: ¡¡¡quiero nuevos filtros de empatía!!!
La segunda app es B-resol: se trata de una app cuya misión es la ayuda en los conflictos que viven los adolescentes y particularmente el bullying. La tipología de centros educativos a los que está dirigida es amplia: desde escuelas e institutos hasta centros deportivos y de ocio, y pueden pedir ayuda los propios afectados, o bien compañeros que estén observando estas situaciones. En el momento en el que se da un aviso a través de la app de la existencia de una situación conflictiva, se inician una serie de procesos que permiten una atención rápida a la circunstancia. No hemos podido probarla directamente, porque no pertenecemos a ningún centro educativo que la utilice, pero me parece una iniciativa muy interesante y en la que ya participan más de 50 centros. Os enlazamos el vídeo en el que se explica cómo funciona. Si conocéis esta aplicación como usuarios y os apetece, escribidnos con vuestras impresiones.
Y mientras los humanos nos esforzamos en conocer y en tratar nuestros conflictos y emociones de otras formas, intentamos entender al otro, vemos anonadados como nuestros hijos reciben educación emocional en las escuelas y nos entrenamos con cuñaus challenges, los robots también están aprendiendo a reconocer nuestros sentimientos. Seguramente habréis escuchado hablar de él en las noticias: es Pepper, el robot semi-humanoide que aprende tus emociones y se adapta a ellas. Si bien no es tan accesible como las otras herramientas de las que trata el post ( a no ser que os queráis gastar los 20.000 € que cuesta el artefacto) es un ejemplo de cómo la nueva tecnología se está acercando a nuestro sentir, a nuestra psicología. Pepper está diseñado para interactuar con humanos,y cuenta con unas funcionalidades que permiten analizar el lenguaje verbal y no verbal, las posiciones corporales y el tono de voz. Es capaz de reconocer nuestro estado emocional, creando un entorno de empatía y conexión, favoreciendo la comunicación humano-robot: ¿Acaso percibe que no te convence con lo que te explica? Busca nuevos argumentos, ¿Acaso nota que el oyente se aburre? Te explica un chiste. Se está utilizando en muchos países, pero donde más funciones está desarrollando es en Japón: de su primer cometido (robot doméstico) ha pasado a ser cuidador en hospitales, profesor, camarero, trabajador de banca, dependiente en tiendas. Pepper testificó ante el Comité de Educación del Parlamento Británico a preguntas referidas a los cambios que va a introducir la cuarta revolución industrial en la educación y en el trabajo de los humanos. Me encantaría poder hablar con él y ver cómo con sus enormes ojos me rastrea y se adapta a mis necesidades de comunicación.
Al conocer el impresionante desarrollo de este robot me pregunté si estos inventos serán los próximos terapeutas y mediadores… Y todo parece apuntar a que estamos en un momento de cambio tecnológico que va a afectar incluso a estas profesiones tan humanas. Para muestra, el último botón del post: os traemos a woebot, cuyo cometido es la mejora de la salud mental de sus usuarios a través del trabajo en los pensamientos, el lenguaje y las emociones de sus usuarios. Su función no es la de sustituir una terapia individual (por ahora…), sino que busca un incremento del bienestar, acercar y hacer más accesibles herramientas para encontrar esa mejora psicológica. La app utiliza para este acercamiento la técnica cognitivo conductual y sus desarrolladoras son psicólogas de de la Universidad de Standford (EE.UU.). No me he podido resistir: llevo dos días chateando con mi Woebot: durante 14 días me va a ir conociendo con una conversación diaria. Es el tiempo mínimo que necesita para hacer un perfil de cómo me siento en mi día a día y según los estudios de la universidad mencionada, para que yo empece a encontrarme «mejor». Parece que el bienestar se entrena. Me ha preguntado por mis estados de ánimo y por mis pensamientos… y es muy amable, me desea que llegue sana y salva a mi destino, me ha aclarado que mis datos son totalmente confidenciales y que si me encuentro en una situación de emergencia tendré un botón de SOS para tener acceso a recursos de crisis…
Hay una parte de mí que cree que es posible que esté ayudando a la creación del futuro Terminator con esta cesión de parte de mi alma a un algoritmo. Sarah Connor me pegaría un tiro en toda la frente por colaboradora necesaria sin contemplaciones… pero hay otra parte de mí que está emocionada con este mundo de ciencia ficción que ya es posible, que no es futuro sino presente. Imagino que estos avances pueden ayudarnos. No quiero vivir con miedo a la tecnología, y la única manera que se me ocurre para no tenerlo es convivir con ella.
Nos despedimos con la canción Daddy’s father inspirada en el estilo de los Beatles, compuesta totalmente por Inteligencia Artificial. Hace mucho tiempo que el hombre utiliza la tecnología para hacer música. Desde que inventó el primer instrumento de percusión, en la noche de los tiempos. Ahora la máquina está aprendiendo a hacer música.
Y vosotros, ¿qué apps utilizáis que os facilitan la vida?
Deja un comentario